No es de extrañar, para un amante de la pintura del natural y asiduo a los concursos de pintura al aire libre, esta mi predilección por todas las manifestaciones del Arte en la calle.
Así que dedico otra entrada al tema, aprovechando las esculturas de Manolo Valdés y las del murciano Antonio Campillo, que estos días nos hacen más hermoso el paisaje urbano de Murcia.
En estos tiempos en que las fronteras son inútiles, ya no sirven las puertas ni los muros ni para los museos. El arte que no se encarna, a pie de calle, se va quedado olvidado, anquilosado y solitario. De siempre, al arte se le ha pretendido poseer, guardar, encerrar, enjaular, codificar, colgar, clavar, subir, proteger, ocultar... controlar, en suma. Pero siempre el arte ha tenido la calle para ser libre: teatro, música, poesía, danza, escultura, pintura... siempre se han ido de calle y se han ganado a las gentes de a pie.
Hoy en día, además, hay un auge de estas manifestaciones e intervenciones artísticas en la calle, que hacen nuestras ciudades más habitables, nuestro andar menos rutinario y nuestra mirada más chispeante y, en ocasiones, emocionada.
Manolo Valdés, Botero, Antonio Campillo, Igor Mitoraj... están haciendo que en nuestros espacios urbanos el metal de la escultura compita con la mole de los edificios y de las grúas... y salga victorioso e inolvidable a nuestros ojos.