sábado, 21 de junio de 2008

EL ARBOL DE LA VIDA


El respeto y la veneración por los árboles se hallan muy extendidos por todo el mundo. Son muchas las tradiciones en las que se habla de árboles mágicos, simbólicos, históricos y, en particular, del árbol de la vida.
A menudo un árbol es el punto central y el eje del mundo, estableciendo un punto de unión entre el cielo y la tierra ya que echa raíces en lo más tradicional, en lo más subterráneo, en lo más oscuro y, a veces en la podredumbre y hasta en el infierno, y, sin embargo, sus ramas se extienden hacia la luz, hacia el cielo, hacia el infinito. Es un trasunto de la lucha del hombre por alcanzar la perfección y, sin duda, el símbolo más potente de la maravilla de la vida y del poder de la belleza.
Árbol de la ciencia, del bien y del mal, árbol de navidad, árbol genealógico, árbol filogenético… El árbol es un gran símbolo para la historia de la humanidad. Hasta la Cábala, desde hace miles de años, ve en el árbol todo un mundo de interrelaciones mágicas, espirituales, divinas y cósmicas.
¿Árbol de la vida o árbol de la cruz? El fruto es el mismo: un hombre libre que puede ser redentor o destructor, pero que está llamado a la creación y a volar.
Una variedad de interpretaciones de un único tema: El árbol, en su modestia y en su grandeza, como experiencia vital y plástica y, tal vez, como símbolo inmejorable de la creación y la creatividad, de todo un mundo vivido o soñado, añorado o deseado, que aflora desde el interior de estos artistas y nos llega lleno de sugerencias a través de la visión multicolor de las paletas de estos artistas de la Comarca del Campo de Cartagena – Mar Menor.



viernes, 20 de junio de 2008

LOS MARTINEZ DEL PUERTO


En los Martínez del Puerto pinté hace un par de años y ya no hay quien lo conozca. En tan breve espacio de tiempo, este pueblo de casas bajas y tejados se está poblando de pisos en construcción y de una arboleda de gruas. Así que, para conectar con sus raíces rurales, esta vez me salí a pintar una panorámica. Si el domingo anterior pasé frío en Segovia, aquí hizo mucho calor, pillé una deshidratación y, por no perder ni un minuto, me perdí la carne a la brasa con que la organización obsequió a los pintores. Después de tantos grises del día anterior, aquí quise emplear a fondo mi fauvismo latente. El cuadro volvió a gustar mucho y, además, el jurado tuvo a bien otorgarme el primer premio que siempre sienta genial.

SEGOVIA


Desde el verano del 82 me une a Segovia una artístico-melancólica relación, casi como ante un primer e imposible amor. Segovia sigue ahi: eterna, inmutable y viva: paraíso de los fotógrafos y los pintores, patrimonio de la humanidad y horizonte de todos los amantes de la historia, la belleza y, no se me olvide, de los buenos asados. Llevo varios años yendo a pintar esta hermosa ciudad: a veces sus calles y monumentos y otras sus espectaculares panorámicas desde los campos que la rodean y desde los que se eleva imponente. Esta vez hice una obra muy meditada con anterioridad, en diálogo con la fotografía y recogiendo el bullicio de los visitantes por debajo del acueducto. Tinta, acuarela y acrílico sobre madera entelada. Gustó mucho, pero tambien fué denostada por quienes pensaron le podía quitar el premio. No se entendió por el jurado o fué mal interpretada, parece ser que "estaba demasiado bien para ser sólo pintura", pero, a estas alturas, después de 30 años pintando y 6 o 7 en las rutas de Pintura Rápida, uno ya no debiera tener que defenderse de nada. Parece ser que me pasó lo que a la mujer del César, así que la próxima vez pintaré "peor", para que sea más verosímil.

lunes, 16 de junio de 2008

VILLANUEVA DE LOS INFANTES



Este año no tuve "problemas de agenda". Por fín pude pintar en estas tierras de Ciudad Real. Si en el camino me tropecé con los molinos, al llegar a la impresionante plaza porticada de este hermoso lugar nos encontramos con el famoso caballero y su fiel escudero. Sendas esculturas en bronce, acompañadas del rucio y del leal Rocinante, nos acompañaron a las decenas de pintores que permanecimos pintando en ella, hasta la hora de la entrega. Fue una buena jornada en la que, como Don Quijote, tal vez no logré vencer a los gigantes pero, al menos, el amigo Sancho me cedió el asno.


AMANECE EN EL CAMINO


Tiene razón mi amigo Escolano: una de las experiencias más intensas de este ir de pueblo en pueblo, pintando al aire libre, es disfrutar de ese momento mágico en el que se disipan las sombras y los fantasmas de la noche, y en el horizonte el sol va apareciendose por entre las nubes, las montañas, los árboles o la inmensa llanura. El viaje se hace largo, uno va ensimismado escuchando a Dire Straits, cabilando cómo afrontar el cuadro, qué colores utilizar hoy... y de pronto la luz del amanecer parece que te recarga de energía y te despierta más que el redbull. Empiezas a sentirte como Don Quijote, sin miedo a esos gigantes que tal vez hoy pinten a tu lado. ¿Por qué no puede ser hoy mi día?