Me subí a la terraza de una peluquería. Los dueños se fueron a pasar el domingo fuera, así que allí estuve "colgado en las alturas" y mirando hacia la iglesia, los baños árabes y el castillo, justo al lado contrario de la otra vez que gané el primer premio. Me llovió unos minutos, ya al final, cuando estaba dando unas veladuras que se fastidiaron. Al menos pinté y ya tengo un cuadro más.
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