Lo conocí personalmente en 1987, en una exposición suya en la Galería Chys. Al verme contemplar una de sus obras, se me acercó y me preguntó "¿Y tú cómo pintas?". No lo olvidaré, me dijo que me reconoció la mirada de pintor. Recuerdo que me entusiasmó la fortaleza de su pincelada y que me impactó la sabiduría de todo un maestro.
Desde entonces, he estado atento a sus pasos y he disfrutado de todas las exposiciones suyas que he podido. Le recordé la anécdota, que evidentemente no recordaba, cuando expuso en San Esteban, en el 2002, y lo hemos tenido de vecino en la Academia ARTEMISIA, desde donde se ven los pinos en torno a su casa de Dolores de Pacheco, su estudio de verano, que siempre hemos procurado visitar.
No ha podido ver ultimada la Fundación que llevará su nombre, aunque la Administracción Regional se ha puesto a correr y anuncian que estará lista para principios de año.
Pintaba como los ángeles y con los ángeles. Se ha ido con ellos, pero nos ha dejado un gran legado. Gracias maestro.
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