Carla y Javier han demostrado que no basta con el talento, han hecho cierto el dicho de que las musas te tienen que encontrar trabajando. El esfuerzo, la regularidad conjugada con el desparpajo juvenil, el ansia de experimentar y la pasión desbordante, han dado sus frutos y aquí tenemos una muy interesante muestra de dos artistas que dejan de ser promesas para mostrarse al mundo como valores de futuro. Uno tienen que dar las gracias por tantas satisfacciones artísticas que he podido experimentar junto a ellos en el Taller de CUCO y, en el caso de Javier, por esos buenos ratos pintando, al aire libre, por las calles y los campos de muchos pueblos. Suerte colegas.
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