viernes, 20 de junio de 2008

SEGOVIA


Desde el verano del 82 me une a Segovia una artístico-melancólica relación, casi como ante un primer e imposible amor. Segovia sigue ahi: eterna, inmutable y viva: paraíso de los fotógrafos y los pintores, patrimonio de la humanidad y horizonte de todos los amantes de la historia, la belleza y, no se me olvide, de los buenos asados. Llevo varios años yendo a pintar esta hermosa ciudad: a veces sus calles y monumentos y otras sus espectaculares panorámicas desde los campos que la rodean y desde los que se eleva imponente. Esta vez hice una obra muy meditada con anterioridad, en diálogo con la fotografía y recogiendo el bullicio de los visitantes por debajo del acueducto. Tinta, acuarela y acrílico sobre madera entelada. Gustó mucho, pero tambien fué denostada por quienes pensaron le podía quitar el premio. No se entendió por el jurado o fué mal interpretada, parece ser que "estaba demasiado bien para ser sólo pintura", pero, a estas alturas, después de 30 años pintando y 6 o 7 en las rutas de Pintura Rápida, uno ya no debiera tener que defenderse de nada. Parece ser que me pasó lo que a la mujer del César, así que la próxima vez pintaré "peor", para que sea más verosímil.

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